lunes, 18 de marzo de 2024

CORAZÓN CORAZA

 


CORAZÓN CORAZA

 

 

Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos

porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen

y eres mejor que todas tus imágenes

porque eres linda desde el pie hasta el alma

porque eres buena desde el alma a mí

porque te escondes dulce en el orgullo

pequeña y dulce

corazón coraza

 

porque eres mía

porque no eres mía

porque te miro y muero

y peor que muero

si no te miro amor

si no te miro

 

porque tú siempre existes dondequiera

pero existes mejor donde te quiero

porque tu boca es sangre

y tienes frío

tengo que amarte amor

tengo que amarte

aunque esta herida duela como dos

aunque te busque y no te encuentre

y aunque

la noche pase y yo

te tenga y no.

 

Mario Benedetti

Cuadro: "Más allá de los cuerpos" de Miguel O. Menassa

 

jueves, 14 de marzo de 2024

AQUÍ EN ESTA ORILLA BLANCA

 


 AQUÍ EN ESTA ORILLA BLANCA

 

 

Aquí

en esta orilla blanca

del lecho donde duermes

estoy al borde mismo

de tu sueño. Si diera

un paso más, caerla

en sus ondas, rompiéndolo

como un cristal. Me sube

el calor de tu sueño

hasta el rostro. Tu hálito

te mide la andadura

del soñar: va despacio.

Un soplo alterno, leve

me entrega ese tesoro

exactamente: el ritmo

de tu vivir soñando.

Miro. Veo la estofa

de que está hecho tu sueño.

La tienes sobre el cuerpo

como coraza ingrávida.

Te cerca de respeto.

A tu virgen te vuelves

toda entera, desnuda,

cuando te vas al sueño.

En la orilla se paran

las ansias y los besos:

esperan, ya sin prisa,

a que abriendo los ojos

renuncies a tu ser

invulnerable. Busco

tu sueño. Con mi alma

doblada sobre ti

las miradas recorren,

traslúcida, tu carne

y apartan dulcemente

las señas corporales,

por ver si hallan detrás

las formas de tu sueño.

No lo encuentran. Y entonces

pienso en tu sueño. Quiero

descifrarlo. Las cifras

no sirven, no es secreto.

Es sueño y no misterio.

 

Y de pronto, en el alto

silencio de la noche,

un soñar mío empieza

al borde de tu cuerpo;

en él el tuyo siento.

Tú dormida, yo en vela,

hacíamos lo mismo.

No había que buscar:

tu sueño era mi sueño.

 

Pedro Salinas

Cuadro: "Amor a primera vista" de Miguel O. Menassa

 

miércoles, 13 de marzo de 2024

LA PARED TRANSPARENTE

 




LA PARED TRANSPARENTE

 

 

Huele a sol y a resina.

Crece el pino apuntando

a una meta celeste.

La mañana suspensa

en un jardín remoto,

una rosa perdida,

que perfuma el recuerdo.

 

¿Terminar el poema?

Dejarlo tembloroso

como una rosa viva

pendiente de su sombra.

Aletea el silencio.

Alguien viene a buscarme

y huele a eternidad

solamente un minuto.

 

Ernestina de Champourcin

Cuadro: "Un brillo especial" de Miguel O. Menassa

 

 

 

 

miércoles, 6 de marzo de 2024

CARTA AL VACÍO



CARTA AL VACÍO

 

 

Es escribir a alguien

o lanzarse al silencio,

a nadar en lo oscuro,

a encender una llama

aunque ahoguen las dudas.

¿Carta a lo que no existe?

Hay buzones alados

que se disparan solos

y un correo sin pistas

ni trayecto seguro.

 

Eludir el camino

que todos conocemos.

Seguir hacia adelante

ruta de los que intentan

lo que nunca pensaron

y se sienten felices

porque hay algo distinto,

porque se desvanece

de pronto lo que sobra

y no existe el vacío

si queremos colmarlo.

 

Ernestina de Champourcin

Cuadro: "Pentagrama de luz" de Miguel O. Menassa

 


CUANDO LLEGUE LA NOCHE

 


CUANDO LLEGUE LA NOCHE

 

Cuando venga la noche

quiero habértelo dicho;

quiero haberlo gritado

a través de la tierra.

Hay cosas que no pueden

callarse para siempre

y júbilos secretos

que deshacen un día

los más íntimos nudos.

 

Cuando venga la noche

quiero haberlo cantado

para que todos sepan

y todos me pregunten.

Silencio prodigioso

que ahora me florece

como un huerto escondido

en lo claro del alma.

 

Cuando venga la noche

me encontrará dispuesta,

pues lo habré dado todo.

¡Qué dulzura entregarse

en total holocausto,

a sabiendas del grito

que nos roba la herida!

 

Cuando llegue la noche

donde todo renace,

diré; “Vengo señor”,

diré… no diré nada…  

pues hará mucho tiempo

que se agotó mi canto

y hará siglos, tal vez,

que sellaste mi boca.

 

Pero antes de esa noche

déjame que les diga…

Déjame dar a otros

la gloria que me abriste.

 

Es tan hondo el Amor

y hay tantos que lo aguardan.

 

Cuando llegue la noche,

quiero haberlo cantado.

 

Ernestina de Champourcin

 

 

lunes, 4 de marzo de 2024

EN LA RUEDA SOLAR

 


EN LA RUEDA SOLAR

 

 

Cada ojo en el fondo es una cripta donde se exhuma el sol,

donde brilla la luna sobre la piedra roja del altar

erigida entre espejos y entre alucinaciones.

Yo asisto cada día con los ojos abiertos al sacrificio de la resurrección,

a la alquimia del oro en aguas estancadas.

Es difícil mirar con la sustancia misma de la luz filtrada por la tierra del destierro;

es imposible ver quién se levanta y anda entre malezas

desde estos dos fragmentos arrancados a la cantera de la eternidad.

Uno al lado del otro en su prisión de nácar,

en su evasión de nubes y de lágrimas;

uno ajeno del otro,

sometidos a ciegas a la ley de la alianza en la separación,

fabulan la distancia, la envoltura de cada desencuentro, la isla que no soy.

¿Y acaso no me acechan desde el fondo de todo cuanto miro

igual que a una extranjera?

¿No me dejan a solas con su estuche de nieblas,

lo mismo que a un rehén,

contra la trampa abierta en la espalda del mundo?

¡Extraña esta custodia que permite avanzar al enemigo transparente

y retiene hacia adentro este insondable vacío de caverna!

No tiene explicación esta córnea con piel de escalofrío,

con avaricia de ostra que incuba al mismo tiempo su misterio y el cuchillo final; 

tampoco es razonable este iris que tiembla como una flor al borde del abismo, 

que destella y se apaga lo mismo que un relámpago de tigres,

que se acerca y se aleja semejante a una selva sumergida en un ala de insecto.

¿Y la pupila, entonces?

¿Quién puede descifrar esta pupila cautiva entre cristales,

este túnel contráctil siempre alerta a la inminencia a solas,

esta palpitación a medias con la muerte?

¡Basta, mirada de fisura, incesante mirada de pólipo en tinieblas!

Es otra vez el mismo tembladeral de aguas voraces,

la misma negra rampa circular que me pierde hacia adentro.

Es otra vez el mismo recinto central adonde caigo

arrastrando un telón sobre la lejanía,

entreabriendo la escena donde los personajes son una sola máscara de Dios.

Es otra vez al mismo centinela que dice que no estoy,

la misma luz de espada queme empuja hacia fuera hasta el revés de mí,

hasta la ciega condena de estos ojos que me impiden mirar

y que sólo atestiguan la división debajo de estos párpados.

 

Olga Orozco

Cuadro: "Caravana de luz" de Miguel O. Menassa

 

sábado, 2 de marzo de 2024

SERENIDAD

 

SERENIDAD

 

 

Aquí, a la sombra de los pinos viejos,

descanso al repechar de de la vereda,

quiero, mientras murmura el agua leda,

meditar la razón de tus consejos.

 

Transida el alma está de amargos dejos.

Sendero de dulzor o ruta aceda,

¿quién hay, humano que decimos pueda

la dicha o el dolor que aguardan lejos?

 

De sol, silencio y soledad cercado,

huidera la pasión, la razón quieta,

lo más puro del alma se destila;

 

y el hombre, de sí mismo enajenado,

siente latir el ansia más secreta

y oye cantar el bronce de su esquila.

 

Enrique Molina

Cuadro: "Enamoramiento" de Miguel O. Menassa

 

 

jueves, 29 de febrero de 2024

VENDRÁ DE NOCHE

 


VENDRÁ DE NOCHE

 

 

Vendrá de noche cuando todo duerma,

vendrá de noche cuando el alma enferma

se emboce en vida,

vendrá de noche con su paso quedo,

vendrá de noche y posará su dedo

sobre la herida.

Vendrá de noche y su fugaz vislumbre

volverá lumbre la fatal quejumbre;

vendrá de noche

con su rosario, soltará las perlas,

negro sol que da ceguera verlas,

¡todo un derroche!

Vendrá de noche, noche nuestra madre,

cuando a lo lejos el recuerdo ladre

perdido agujero;

vendrá de noche, noche nuestra madre,

cuando a lo lejos el recuerdo ladre

perdido agujero;

vendrá de noche; apagará su paso

mortal ladrido y dejará al ocaso

largo agujero…

¿Vendrá una noche recogida y vasta?

¿Vendrá una noche maternal y casta

de luna llena?

Vendrá viniendo con venir eterno;

vendrá una noche del postrer invierno…

noche serena…

Vendrá como se fue, como se ha ido

-suena a lo lejos el fatal ladrido-,

vendrá la cita;

será de noche mas que sea aurora,

vendrá a su hora, cuando el aire llora,

llora y medita…

Vendrá de noche, en una noche clara,

noche de luna que al dolor ampara,

noche desnuda,

vendrá… venir es porvenir… pasado

que pasa y queda y que se queda al lado

y nunca muda…

Vendrá de noche, cuando el tiempo aguarda,

cuando la tarde en las tinieblas tarda

y espera al día,

vendrá de noche, en una noche pura,

cuando del sol la sangre se depura,

del mediodía.

Noche ha de hacerse en cuanto venga y llegue,

y el corazón rendido se le entregue,

noche serena,

de noche ha de venir… ¿él, ella o ello?

De noche ha de sellar su negro sello,

noche sin pena.

Vendrá la noche, la que da la vida,

y en que la noche al fin el alma olvida,

traerá la cura;

vendrá la noche que lo cubre todo

y espeja el cielo en el luciente lodo

que lo depura.

Vendrá la noche, sí, vendrá de noche,

su negro sello servirá de broche

que cierra el alma;

vendrá de noche sin hacer ruido,

se apagará a lo lejos el ladrido,

vendrá la calma…

vendrá la noche…

 

Miguel de Unamuno

Cuadro: "La bella y sus fantasmas" de Miguel O. Menassa

 

miércoles, 28 de febrero de 2024

ERÓTICA





ERÓTICA

 

Cayó sobre tu espalda

la llama de tu pelo,

quemó la blancura

su ondulación de fuego.

 

Entre los áureos rizos,

por el amor deshecho,

yo vi calientes, húmedos,

brillar tus ojos negros.

 

Sin desmayas, erguidos,

redondos, duros, tersos,

temblaron los montones

de nieve de tus pechos.

 

Y de amor encendida,

estremecido del cuerpo,

con amorosa savia

sus rosas florecieron.

 

El clavel de tus labios

brindaba miel de besos

y fue mi boca ardiente

abeja de sus pétalos.

 

De la crujiente seda,

que resbalara al suelo,

emergió su blancura

tu contorno supremo.

 

Y al impulso movido

de ardoroso deseo,

se cimbró entre mis brazos

y quedó prisionero.

 

Me abrasaban tus ojos

me quemaba tu aliento,

y apagó las palabras

el rumor de los besos…


Enrique Molina

Cuadro: "Amor en los Andes" de Miguel O. Menassa

 

 

 

 


martes, 27 de febrero de 2024

LAS DOCE EN EL RELOJ

 


LAS DOCE EN EL RELOJ

 

 

Dije: todo ya pleno.

Un álamo vibró.

Las hojas plateadas

sonaron con amor.

Los verdes eran grises,

el amor era sol.

Entonces, mediodía,

un pájaro sumió

su cantar en el viento

con tal adoración

que se sintió cantada

bajo el viento la flor

crecida entre las mieses,

más altas. Era yo,

centro en aquel instante

de tanto alrededor,

quien lo veía todo

completo para un dios.

Dije: todo, completo.

¡Las doce en el reloj!

 

Jorge Guillén

Cuadro: "Ecos del reloj" de Miguel O. Menassa