1 de Mayo de 1981, Madrid
Escribir un poema
y hacer el amor son
mis únicas
preocupaciones
¿Con quién hace el amor
un hombre que vive
encadenado?
¿Cómo puede escribir un
poema
un hombre que no conoce la
libertad?
Hay días que me veo
encantando serpientes.
Lujosas cobras como
bandadas de calandrias
cantan sobre mis hombros.
El repiqueteo constante de
mi voz
ha transformado sus
entrañas.
El movimiento reptante
de mis labios de marfil al
hablar
anula repentinamente sus
razones
y yo soy ella.
Palabras como manos
preocupadas
por los más leves
movimientos.
El roce de un cabello con
otro cabello
las pequeñas chispas
que se desprenden
de los ojos
el murmullo de las pieles
deslizándose
unas sobre otras
anticipan que mis palabras
serán tragadas por la
noche.
Ella deja de cantar y mis
labios
bordan ahora los
silencios.
Liberada derruido ella
repta
y toma posición de
combate.
Mi cuerpo desnudo tiene
la palabra hermosura
untada en la piel.
Ella se enternece
por el milagro de mis
formas
y repta
ahora envilecida
por la voluptuosidad
de sus propios movimientos
y desea besar
de toda la belleza
mis labios de marfil.
Cuando se detiene
es para decir que todavía
no ha comenzado el amor.
Y recorre mi cuerpo
como si mi cuerpo fuera
el camino hacia la montaña
negra
y deja que su cuerpo
recuerde en silencio
mis palabras.
Miguel Oscar Menassa
Del libro “La Poesía y Yo”