EL ALMA EN PENA
Ese alma en pena, sola,
ese alma en pena siempre perseguida
por un resplandor muerto.
por un muerto.
Cerrojos, llaves,
puertas
saltan a deshora
y cortinas heladas en la noche se alargan,
se estiran,
se incendian,
se prolongan.
Te conozco,
te recuerdo,
bujía inerte, lívido halo, nimbo difunto,
te conozco aunque ataques diluido en el viento.
Párpados desvelados
vienen a tierra.
Sísmicos latigazos tumban sueños,
terremotos derriban las estrellas.
Catástrofes celestes tiran al mundo escombros,
alas rotas, laúdes, cuerdas de arpas,
restos de ángeles.
No hay entrada en
el cielo para nadie.
En pena, siempre
en pena,
alma perseguida.
A contraluz siempre,
nunca alcanzada, sola,
alma sola.
Aves contra
barcos,
hombres contra rosas,
las perdidas batallas en los trigos,
la explosión de la sangre en las olas.
Y el fuego.
El fuego muerto,
el resplandor sin vida,
siempre vigilante en la sombra.
Alma en pena:
el resplandor sin vida,
tu derrota.
Rafael Alberti
España 1902 - 1999
De “Sobre los ángeles”