Anoche
te he tenido en mis brazos. Qué
misterioso es el color de la carne. Anoche,
más suave que nunca: carne
casi soñada. Lo
mismo que si el alma al fin fuera tangible. Alma
mía, tus bordes, tu
casi luz, tu tibieza conforme… repasaba
tu pecho, tu garganta, tu
cintura: lo terso, lo
misterioso, lo maravillosamente expresado. Tocaba
despacio, despacísimo, lento, el
inoíble rumor del alma pura, del alma manifestada. Esa
noche, abarcable; cada día, cada minuto, abarcable. El
alma con su olor a azucena. Oh,
no: con su sima, con
su irrupción misteriosa de bulto vivo. El
alma por donde navegar no es preciso porque
a mi lado extendida, arribada, se muestra como
una inmensa flor; oh, no: como un cuerpo maravillosamente
investido.
Ondas
de alma…, alma reconocible. Mirando,
tentando su brillo conforme, su
limitado brillo que mi mano somete, creo, creo,
amor mío, realidad, mi destino, alma
olorosa, espíritu que se realiza, maravilloso
misterio que lentamente se teje, hasta
hacerse ya como un cuerpo, comunicación
que bajo mis ojos miro formarse, organizarse, y
conformemente brillar, trasminar, trascender, en
su dibujo bellísimo, en
su sola verdad de cuerpo advenido; oh
dulce realidadque yo aprieto, con mi
mano, que por una
manifestada suavidad se desliza.
Así,
amada mía,
cuando
desnuda te rozo, cuando
muy lento, despacísimo, regaladamente te toco. en
la maravillosa noche de nuestro amor. con
luz, para mirarte. con
bella luz porque es para ti. para
engolfarme en mi dicha. para
olerte, adorarte, para,
ceñida, trastornarme con tu emanación. para
amasarte con estos brazos que sin cansancio se ahorman. Para
sentir contra mi pecho todos los brillos, contagiándome
de ti, que,
alma, como una niña sonríes cuando
te digo:”Alma mía…”
Allá en
el fondo del pozo donde las florecillas, donde las lindas margaritas no vacilan, donde no hay viento o perfume de hombre, donde jamás el mar impone su amenaza, allí, allí está quedo ese silencio hecho como un rumor ahogado con un puño.
Si una
abeja, si un ave voladora, si ese error que no se espera nunca se produce, el frío permanece. El sueño en vertical hundió la tierra y ya el aire está libre.
Acaso una
voz, una mano, ya suelta, un impulso hacia arriba aspira a luna, a calma, a tibieza, a ese veneno de una almohada en la boca que se ahoga.
¡Pero
dormir es tan sereno siempre! sobre el frío, sobre el hielo, sobre una sombra de
mejilla sobre una palabra yerta y, más, ya ida, sobre la misma tierra siempre virgen.
Una
tabla en el fondo, oh pozo innúmero, esa
lisura ilustre que comprueba que
una espalda es contacto, es frío seco, es
sueño siempre aunque la frente esté cerrada.
Nunca te quejes de nadie,
ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida. Acepta
la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo
del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu
soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra
es el resultado de tus actos y piensa que tú siempre has de ganar.
No te amargues de tu
propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que
cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para
claudicar.
No olvides que la causa
de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente.
Aprende de los audaces,
de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de
todo. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas, sin
eliminarlos, morirán.
Aprende a nacer desde el
dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos. Mírate en el
espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y
dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu
destino.
Levántate y mira el sol
por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu
vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida. Nunca
pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.
El mítico Pub Kingston de la calle Santiago de
nuestra ciudad, abrió una vez más sus puertas a la Poesía, la pasada tarde del
domingo 26 de noviembre.
En una fría tarde otoñal, los integrantes del Taller de Poesía Grupo
Cero de Alcalá de Henares prestaron sus cálidas voces a distintos poetas
españoles e internacionales, para deleite del público que asistió al acto en
una de las salas del local. Además de diversos poemas de diferentes autores,
hubo tiempo para la canción, para el debate y la reflexión de aspectos
cotidianos que tienen que ver con aquello que nos dice la Poesía.
de
pelo largo, ojos, nariz
y boca de mujer. Con
curvas y
pliegues y
suaves hondonadas y
me cavó por dentro, me
hizo un taller de seres humanos. tejió
delicadamente mis nervios y
balanceó con cuidado el
número de mis hormonas. Compuso
mi sangre y
me inyectó con ella para
queirrigara todo
mi cuerpo; nacieron
las ideas, los
sueños, el
instinto. Todo
lo que creó suavemente a
martillazos de soplidos y
taladrazos de amor, las
mil y una cosas que me hacen mujer todos los días por
las que me levanto orgullosa todas
las mañanas y
bendigo mi sexo.