RECORRIDO EN UN TREN DE UN SOLO TRAYECTO
Recorremos el
tiempo a ras de su envoltorio,
en un tiempo
que pasa fugazreflejado en un espejo
y en uno de sus extremos
se vierte la faz de la muerte.
como ratas en su cloaca
la corteza de los días.
Las travesías sepultadas en el salitre
como esencia de caracola,
desnudan el linaje
que la rosa clava
con sus espinas
en este mundo.
los galos de la incertidumbre
reflejan en los raíles del trayecto
rostros de viajeros de espuma,
y el humo de tempestades
hiende el ígneo sudario de lino.
que con sus uñas apuntalan
los cadáveres deshilachados
la tajante tristeza de las colinas,
torna en una sombra a lo desconocido.
con la voz del silencio,
el destino de la paloma mensajera
evoca en la cóncava vertiente una fugaz tempestad.
Los manantiales sumergidos en el lodo de la tristeza,
en campos anegados de cenizas
bañan por el horror de la intolerancia…
estragos de una guerra entre dos mundos.
chirriante como la aguja del reloj de huesos calcinados,
como la sal enterrada,
como una estela de acomodados carriles
en la inmundicia de la sagaz estirpe,
pasa por ciudades de día de noche
empapadas de atardeceres
donde los molinos de viento, con sus astas despojadas
despiden al último viajero.
Integrante del Taller de Poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares
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