NUESTROS CUERPOS
Transcurren estas
horas de mi cuerpo.
Guarda y fascina
en los gestos
un sabor.
Salitre y oro
un azar entre los
tonos,
violencia de
cyclamen y de vientos
soy en él, juguete
del aire
donde construyo mi
canto.
Cisne y alondra,
ritmo respiratorio,
cetrina sangre hacia
el olvido.
Turbia
no cubro su belleza
vegetal, árida.
Inventa grandiosos
torbellinos y gira
desviste y encierra
--bestia perfumada
entre quimeras—
un saber extraño.
Muere y despierta
espera entre los
cedros.
Rumores
brillo
lujuria
bálsamo y sonido.
NUESTROS CUERPOS
extendidos en las
zonas infinitas del poema.
María Chévez
De “Poesía
cotidiana”
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