martes, 3 de octubre de 2017

SÍMBOLOS - Germán Pardo García


SÍMBOLOS

 

Es la pequeña lágrima
que ha debido verterse,
y no cayó jamás,
y entonces se convierte
en contenida lluvia
que refugió en los ojos
la sal de sus silencios
y el odio de sus peces,
y está luchando en noches
atlánticas sin días,
por derramarse inmensa
de sus bastiones áridos
y sus miradas verdes.

 
Y es la palabra noble
de sílabas ardientes
que no se dijo nunca,
y entonces se convierte
en interior escándalo;
en hiel de la garganta
y en piedra de los dientes,
y martiriza y clama
sin sosegar, y vuelve
a clamar, a clamar,
y a clamar, y a clamar,
hasta romper los tímpanos
y calcinar los labios,
por laberintos sólidos
y bóvedas de nieve.

 
Y es el amor intenso,
de púrpuras que duelen,
aquel amor sin nombre
que no se amó jamás,
y entonces se convierte
en insondable réprobo
que agarra y estremece
la luz de los barrotes
de su prisión sin hálitos,
y golpea y golpea
sin cesar en los muros,
hasta herirse los puños
y sangrar de las sienes.
Y grita y grita y grita
contra el pecho con lapidas,
y consume crepúsculos
y tinieblas y límites,
y está sintiendo siempre
trepidar de motores
en los pulsos que avanzan
cual un potro con látigos;
como las sordas hélices
de un avión que se lanza
sin poder elevarse;
como  eléctrico timbre
de una casa entre ruinas
donde nadie responde.
Y así clamando siempre
y acumulando siempre
la lágrima que nunca
se derramó y las sílabas
que no se dicen nunca.
Hasta que al fin destruye
los diques y se arroja
colérico y proscrito,
rompiendo las paredes,
derribando las cárceles,
las columnas, los túmulos,
dejando, fugitivo,
timones y maderas;
despojos y cadáveres
de corazones náufragos,
y escamas de sirenas
y escorzos  de querubes,
que huyeron en la sombra
con inaudible estrépito,
por una eternidad.

 
Germán Pardo García
De “Sacrificio”

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